Existe una idea muy arraigada en nuestra cultura, la cual dice que todos sabemos lo que queremos, sabemos cómo vivir y disfrutar de la vida, al igual que sabemos cómo hacerle frente a las situaciones adversas de las cuales nadie está exento, sin embargo la realidad es diferente, hay ocasiones en que las circunstancias de nuestra existencia nos llevan por caminos que pensamos que jamás transitaríamos, esto genera un desconcierto e incertidumbre que si se trata de forma correcta puede generar crecimiento y desarrollo, de lo contrario nos puede llevar a cometer errores serios que comprometan nuestro futuro.
Es necesario entonces
tener habilidades y destrezas para vivir, que nos faciliten tomar decisiones y
enfrentar los sucesos buenos y malos de la vida, y así, salir bien librados de
estos, con la finalidad de vivir lo mejor que se pueda, generar una mejor
sociedad y conocernos mejor.
Es necesario formarnos
como seres humanos, con la capacidad de amar, ser empáticos, compasivos y vivir
en armonía con nosotros mismos y con los demás, aprender las habilidades
socioemocionales que nos permitan tener una vida significativa, además de
facilitar que los demás que están a nuestro alrededor la tengan también.
Tristemente es una
formación que no se da en las escuelas, o por lo menos no en la mayoría, ya que
la formación humana se ha infravalorado y se le da más peso en nuestra sociedad
actual, a aprender y ser buenos en matemáticas, ciencias naturales o los
deportes, que a formar personas compasivas, felices y empáticas, estas últimas
son indispensables para el desarrollo humano optimo y pleno.
En
1993, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (WHO,
1994) lanzó su iniciativa internacional para desarrollar las Habilidades para
la Vida (HpV) a través de un documento –que revisó y ajustó en 1997– donde
recomendaba su implementación especialmente con niñas, niños y adolescentes en
los centros educativos formales.
Se propuso para niños y
adolescentes porque se encuentran precisamente en la etapa de formación de su
personalidad y porque es justo donde pueden aprender e interiorizar habilidades
y recursos que les hagan más fácil resolver de forma adecuada las diversas situaciones
que les pudiera presentar la vida o identificar los riesgos que pudieran
comprometer su desarrollo humano.
Es preciso aclarar que
estas habilidades no son exclusivas para niños y adolescentes, todos podemos
ejercitarlas y adquirirlas en las diferentes etapas de nuestro ciclo vital y
así beneficiarnos de las competencias que estas habilidades nos aportan.
En dicho documento se
definen las habilidades para la vida de la siguiente manera:
“Habilidades
para la vida son habilidades para el comportamiento positivo y adaptable, que
permiten a los individuos lidiar eficazmente con las demandas y los retos de la
vida cotidiana” (Ruíz, 2014)
Es importante tomar en
cuenta que estas habilidades podrían llegar a ser incontables puesto que
depende cada persona, su contexto, su historia de vida, entre otras cosas, que
podrían determinar que habilidades y destrezas son más necesarias para atender
las dificultades que le presente la cotidianidad de su vida.
La OMS propone las
siguientes habilidades para la vida como una base general y esencial para la
promoción de una vida digna, orientada al desarrollo pleno de las capacidades
humanas, así como a la salud mental y física.
•Autoconocimiento:
conocer mejor nuestro ser, carácter, fortalezas, oportunidades, actitudes,
valores, gustos y disgustos; construir sentidos acerca de nuestra persona, de
las demás personas y del mundo.
•Comunicación
asertiva: expresar con claridad, y en forma apropiada al contexto y la cultura,
lo que se siente, piensa o necesita y saber escuchar e interpretar lo que se
siente, piensa u ocurre en determinada situación.
•Toma
de decisiones: evaluar distintas alternativas, teniendo en cuenta necesidades,
capacidades, criterios y las consecuencias de las decisiones, no sólo en la
vida propia sino también en la ajena.
•Pensamiento
creativo: usar la razón y la “pasión” (emociones, sentimientos, intuición,
fantasías e instintos, entre otros) para ver las cosas desde perspectivas
diferentes, que permitan inventar, innovar y emprender con originalidad.
•Manejo
de emociones y sentimientos: aprender a navegar en el mundo afectivo logrando
mayor “sintonía” entre el propio mundo emocional y el de las demás personas
para enriquecer la vida personal y las relaciones interpersonales.
•Empatía:
ponerse desde el lugar de otra persona para comprenderla mejor y responder de
forma solidaria, de acuerdo a las circunstancias.
•Relaciones
interpersonales: establecer y conservar relaciones interpersonales significativas,
así como ser capaz de terminar aquellas que impiden el crecimiento personal.
•
Solución de problemas y conflictos: transformar y manejar los problemas y
conflictos de la vida diaria de forma flexible y creativa, identificando en
ellos oportunidades de cambio y crecimiento personal y social.
•Pensamiento
crítico: aprender a preguntarse, investigar y no aceptar las cosas de forma
crédula. Ser capaz de llegar a conclusiones propias sobre la realidad. “No
tragar entero”.
•Manejo
de tensiones y estrés: identificar oportunamente las fuentes de tensión y
estrés en la vida cotidiana, saber reconocer sus distintas manifestaciones, y
encontrar maneras de eliminarlas o contrarrestarlas de forma saludable. (Ruíz,
2014)
A manera de conclusión es
necesario formarnos en estas habilidades ya que son indispensables para un
mundo como el que se nos presenta hoy en día, donde el ritmo es muy acelerado y
la exigencia es altísima, además de que las figuras de éxito que promueve
nuestro sistema económico y social cada vez son más inalcanzables y esto genera
un frecuente estado de frustración y enojo hacia nosotros mismos y hacia los
demás.
Estas habilidades
promueven el cuidado personal y social, desde el interior del ser, buscan
promover la empatía, la compasión, el reconocimiento de nuestras emociones, el
trato digno hacia nosotros mismos y hacia los demás, todo esto no se llena con
cosas o factores externos, es necesario un trabajo interno, consiente, que nos
contacte con nuestra humanidad y con los valores como el amor, la justicia y el
respeto que pongan en el centro el desarrollo individual y social.
Elaborado por:
Alfredo Enrique Sepúlveda Padilla.
Licenciado en Desarrollo Humano y Maestrante en Gestión Directiva.
Miembro fundador de VivoMejorando.com
Referencias
Ruíz, V. M. (2014). Habilidades para la vida, una
propuesta para la formacion humana. Itinerario Educativo, xxviii, 61-89.
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