miércoles, 7 de julio de 2021

Habilidades para la vida

 Existe una idea muy arraigada en nuestra cultura, la cual dice que todos sabemos lo que queremos, sabemos cómo vivir y disfrutar de la vida, al igual que sabemos cómo hacerle frente a las situaciones adversas de las cuales nadie está exento, sin embargo la realidad es diferente, hay ocasiones en que las circunstancias de nuestra existencia nos llevan por caminos que pensamos que jamás transitaríamos, esto genera un desconcierto e incertidumbre que si se trata de forma correcta puede generar crecimiento y desarrollo, de lo contrario nos puede llevar a cometer errores serios que comprometan nuestro futuro.




Es necesario entonces tener habilidades y destrezas para vivir, que nos faciliten tomar decisiones y enfrentar los sucesos buenos y malos de la vida, y así, salir bien librados de estos, con la finalidad de vivir lo mejor que se pueda, generar una mejor sociedad y  conocernos mejor.

Es necesario formarnos como seres humanos, con la capacidad de amar, ser empáticos, compasivos y vivir en armonía con nosotros mismos y con los demás, aprender las habilidades socioemocionales que nos permitan tener una vida significativa, además de facilitar que los demás que están a nuestro alrededor la tengan también.

Tristemente es una formación que no se da en las escuelas, o por lo menos no en la mayoría, ya que la formación humana se ha infravalorado y se le da más peso en nuestra sociedad actual, a aprender y ser buenos en matemáticas, ciencias naturales o los deportes, que a formar personas compasivas, felices y empáticas, estas últimas son indispensables para el desarrollo humano optimo y pleno.



En 1993, la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (WHO, 1994) lanzó su iniciativa internacional para desarrollar las Habilidades para la Vida (HpV) a través de un documento –que revisó y ajustó en 1997– donde recomendaba su implementación especialmente con niñas, niños y adolescentes en los centros educativos formales. (Ruíz, 2014)

Se propuso para niños y adolescentes porque se encuentran precisamente en la etapa de formación de su personalidad y porque es justo donde pueden aprender e interiorizar habilidades y recursos que les hagan más fácil resolver de forma adecuada las diversas situaciones que les pudiera presentar la vida o identificar los riesgos que pudieran comprometer su desarrollo humano.

Es preciso aclarar que estas habilidades no son exclusivas para niños y adolescentes, todos podemos ejercitarlas y adquirirlas en las diferentes etapas de nuestro ciclo vital y así beneficiarnos de las competencias que estas habilidades nos aportan.

En dicho documento se definen las habilidades para la vida de la siguiente manera:

“Habilidades para la vida son habilidades para el comportamiento positivo y adaptable, que permiten a los individuos lidiar eficazmente con las demandas y los retos de la vida cotidiana” (Ruíz, 2014)

Es importante tomar en cuenta que estas habilidades podrían llegar a ser incontables puesto que depende cada persona, su contexto, su historia de vida, entre otras cosas, que podrían determinar que habilidades y destrezas son más necesarias para atender las dificultades que le presente la cotidianidad de su vida.

La OMS propone las siguientes habilidades para la vida como una base general y esencial para la promoción de una vida digna, orientada al desarrollo pleno de las capacidades humanas, así como a la salud mental y física.



•Autoconocimiento: conocer mejor nuestro ser, carácter, fortalezas, oportunidades, actitudes, valores, gustos y disgustos; construir sentidos acerca de nuestra persona, de las demás personas y del mundo.

•Comunicación asertiva: expresar con claridad, y en forma apropiada al contexto y la cultura, lo que se siente, piensa o necesita y saber escuchar e interpretar lo que se siente, piensa u ocurre en determinada situación.

•Toma de decisiones: evaluar distintas alternativas, teniendo en cuenta necesidades, capacidades, criterios y las consecuencias de las decisiones, no sólo en la vida propia sino también en la ajena.

•Pensamiento creativo: usar la razón y la “pasión” (emociones, sentimientos, intuición, fantasías e instintos, entre otros) para ver las cosas desde perspectivas diferentes, que permitan inventar, innovar y emprender con originalidad.

•Manejo de emociones y sentimientos: aprender a navegar en el mundo afectivo logrando mayor “sintonía” entre el propio mundo emocional y el de las demás personas para enriquecer la vida personal y las relaciones interpersonales.

•Empatía: ponerse desde el lugar de otra persona para comprenderla mejor y responder de forma solidaria, de acuerdo a las circunstancias.

•Relaciones interpersonales: establecer y conservar relaciones interpersonales significativas, así como ser capaz de terminar aquellas que impiden el crecimiento personal.

• Solución de problemas y conflictos: transformar y manejar los problemas y conflictos de la vida diaria de forma flexible y creativa, identificando en ellos oportunidades de cambio y crecimiento personal y social.

•Pensamiento crítico: aprender a preguntarse, investigar y no aceptar las cosas de forma crédula. Ser capaz de llegar a conclusiones propias sobre la realidad. “No tragar entero”.

•Manejo de tensiones y estrés: identificar oportunamente las fuentes de tensión y estrés en la vida cotidiana, saber reconocer sus distintas manifestaciones, y encontrar maneras de eliminarlas o contrarrestarlas de forma saludable. (Ruíz, 2014)



A manera de conclusión es necesario formarnos en estas habilidades ya que son indispensables para un mundo como el que se nos presenta hoy en día, donde el ritmo es muy acelerado y la exigencia es altísima, además de que las figuras de éxito que promueve nuestro sistema económico y social cada vez son más inalcanzables y esto genera un frecuente estado de frustración y enojo hacia nosotros mismos y hacia los demás.

Estas habilidades promueven el cuidado personal y social, desde el interior del ser, buscan promover la empatía, la compasión, el reconocimiento de nuestras emociones, el trato digno hacia nosotros mismos y hacia los demás, todo esto no se llena con cosas o factores externos, es necesario un trabajo interno, consiente, que nos contacte con nuestra humanidad y con los valores como el amor, la justicia y el respeto que pongan en el centro el desarrollo individual y social.


Elaborado por:


Alfredo Enrique Sepúlveda Padilla. 

Licenciado en Desarrollo Humano y Maestrante en Gestión Directiva.

Miembro fundador de VivoMejorando.com


Referencias

Ruíz, V. M. (2014). Habilidades para la vida, una propuesta para la formacion humana. Itinerario Educativo, xxviii, 61-89.